
Mediante este artículo quiero dar voz a algunas de las chicas y chicos con los que trabajo y trabajaré, desde que empezó la pandemia. Chicos y chicas a los que el dichoso Covid-19 ha truncado planes y expectativas, y desde hace unos meses viven tras la soledad de sus pantallas, tanto para estudiar como para relacionarse.
Se les ha señalado como grandes responsables de la propagación, sin tener en cuenta cómo se están sintiendo ellos. Si convivís con alguno sabéis a que me refiero. A veces parece que desde nuestra posición de “adultos responsables” se nos olvida rápido todo lo que nos removía por dentro en esa época. ¿En serio necesitamos señalarles como culpables en todo esto?
¿CUALES SON LAS TENDENCIAS EN SALUD MENTAL?
Antes de centrarme en mi experiencia profesional, quiero compartir datos de la Agencia de Salud Pública de Cataluña, que recoge que la sintomatología ansiosa, depresiva y malestar emocional se ha duplicado entre las personas correspondientes entre los 16 y 44 años. Esto ha hecho que se multiplique por tres el uso de ansiolíticos con receta médica.
Durante los últimos meses las tendencias en los centros de salud mental han cambiado, y las terapeutas infanto juveniles nos encontramos sobretodo con adolescentes entre 12 y 17 años que son ellos mismos los que piden ayuda psicológica, en vez de ser sus madres o padres los que les empujan a ir (algo totalmente habitual antes de la pandemia). Quiero aprovechar esta ventana que nos ofrece internet, para compartir con vosotros como veo, desde la consulta, de qué manera les está afectando esta pandemia.
Duelos, soledad, ansiedad y tecnologías
- Últimamente las demandas que más han aumentado son las que tienen que ver con duelos, bien sea por personas cercanas a las que no han podido despedir o duelo por tener que hacer frente a todas las pérdidas fruto del Covid: estudios en el extranjero, viajes, cursos presenciales…
- Ha crecido la sensación de soledad entre los más jóvenes, a los que el covid les ha arrebatado la oportunidad de hacer clases presenciales y conocer gente nueva. En muchas ocasiones, de hacer actividades deportivas en las que relacionarse con sus amigos o bien sin alternativas de ocio. Imaginaos siendo adolescentes y estar encerrados en casa cada fin de semana con vuestros padres.
- También ha habido un aumento en el tiempo de uso de la tecnología. Muchas horas de confinamiento en casa sin poder hacer actividades alternativas en el exterior ha llevado a muchos jóvenes a evadirse de una realidad, complicada para todos, en las tecnologías. No quiero caer en la fácil estigmatización de las pantallas, quién sabe cómo hubiéramos pasado esta pandemia sin éstas. Quiero decir que quizás el uso de tablets, móviles y ordenadores les ha protegido de un malestar emocional superior. El problema ha aparecido cuando hemos vuelto a “la normalidad” y se ha creado un automatismo que hace que cuando tenga problemas me cobije en los videojuegos.
- La ansiedad se ha convertido en una de las principales causas de demanda entre los más jóvenes. Es natural sentir ansiedad cuando nos enfrentamos a lo desconocido. Es una reacción normal que sintamos la necesidad de tener seguridad, certidumbre, predictibilidad y control. En un primer paso la ansiedad nos protege y nos ayuda a adaptarnos, pero si se queda instaurada, una vez ha cumplido la función de alertarnos, se convierte en limitante. Derivado de la ansiedad y a modo de poder calmarla, muchos son los jóvenes que recurren a la autolesión, desbordados por sus propias emociones.
NECESITAN COMPRENSIÓN, NO JUICIOS

Creo que solamente desde la comprensión y la empatía podremos ayudar a los adolescentes y jóvenes, poniéndonos en su piel para entender la frustración que están viviendo con esta situación. Es verdad que han transgredido las normas en muchas ocasiones, pero no han sido los únicos, y es una etapa del crecimiento de las personas en lo que anormal seria no hacerlo. Pero será desde el cariño, la escucha y la compasión que podremos conectar con ellos para transmitirles la importancia, más que nunca, de cumplir con las normas referentes al virus.